Desde FM Ártika entrevistamos al analista político Lobasso
Lobasso ofreció una profunda crítica al sistema político argentino, abordando desde la ambición de poder hasta el “transfuguismo político” y la corrupción que deterioran la representatividad. El analista destacó la falta de coherencia de la clase política y la necesidad de un cambio cultural en la sociedad para revertir este panorama.
Lobasso realizó un análisis a partir de las declaraciones de una senadora sobre la soberanía antártica, a lo que Lobasso afirmó que Argentina no tiene soberanía, sino que “se reserva el derecho de reclamar soberanía, que no significa de ninguna manera que somos soberanos sobre ese territorio”. El analista señaló la contradicción de la política nacional, haciendo notar que Argentina firmó el Tratado Antártico en 1959. “Estamos reconociendo la soberanía de los ingleses en la Antártida”, y agregó que “una cosa es que reafirme sus derechos soberanos, lo mismo que no tiene soberanía en las Islas Malvinas, nos guste o no”.
Lobasso extendió su crítica a las figuras políticas fueguinas, cuestionando la ambición de poder de algunos legisladores que, a dos años de ser electos, buscan un nuevo cargo. Puso como ejemplo a los dirigentes de La Libertad Avanza, como Montes de Oca y Coto, señalando que la falta de coherencia de estos dirigentes es una “traición al electorado”, ya que los ciudadanos votaron a esas personas para que ocuparan una banca en el Concejo Deliberante o en la Legislatura provincial y no en el Senado o Diputados. “Lo que te demuestra es que lo que tiene es ambición de poder o en el sector donde él está no hay ningún tipo capaz para ser senador. Eso te demuestra que la vida política de la Libertad Avanza no existe porque son candidatos a dedo”. También discutió el fenómeno del “transfuguismo político”, donde los representantes “traicionan al electorado” al cambiar de partido o votar en contra de los principios que prometieron defender, lo cual, “deteriora la representatividad política”.
Lobasso ahondó en el problema de la corrupción, describiéndolo como un mal crónico en el país. Argumentó que la responsabilidad principal recae en la sociedad misma, ya que los políticos son, en última instancia, un espejo de la gente que los elige. “Vos no podés esperar de algo enfermo que surja algo sano”, sugiriendo que la falta de moralidad en el sistema político proviene de una sociedad que está igualmente “enferma”.
Lobasso hizo una dura reflexión sobre la mediocridad en el poder. El analista señaló que “en un sistema administrativo, político, social, no solo se tolera, sino que se incentiva la mediocridad”. En este contexto, introdujo el concepto de “jerarquiología” o el “principio de Peter”, el cual establece que una persona es promovida en una jerarquía hasta alcanzar su “máximo nivel de incompetencia”. Este fenómeno, explica por qué “te encontrás con tipos en todo el ámbito público, sobre todo, que son incompetentes”. Según Lobasso, el inteligente se opone y trata de cambiar las cosas, mientras que el mediocre se mantiene por la “obediencia debida”.
Lobasso se refirió a la ausencia de políticas de Estado a largo plazo en Argentina, una diferencia marcada con países como Uruguay y Chile, donde la continuidad es la norma. Sostuvo que en Argentina “el que asume destruye lo que hizo el otro para generar sus propios negocios”, un ciclo que frena el progreso y el desarrollo. Lobasso realizó una reflexión sobre la “cultura confesional” del país, que fomenta el culto a los líderes mesiánicos. “El Mesías nos va a salvar y después termina siendo un fiasco”, resumiendo el problema de depender de figuras salvadoras en lugar de proyectos sólidos.
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