La Gazeta de Buenos Aires, fue fundada el 2 de junio de 1810 por la Primera Junta de Gobierno, su primer número apareció el 7 de junio, en su redacción participaron Manuel Alberti, Manuel Belgrano, Juan José Castelli y Mariano Moreno que tuvo un rol preponderante. Su lema era “Tiempos de rara felicidad, son aquellos en los cuales se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo”. Por ese motivo desde el año 1938 se celebra el día del Periodista.
Desde hace unos años, esta noble profesión se convirtió en una tarea riesgosa por el ataque sistemático, que desde el Poder Político de turno, reciben todos los periodistas.
Diría que se ha convertido en costumbre, una mala costumbre, que desde las usinas de Poder, sea cual fuere su color político, se lancen amenazas y diatribas contra el periodismo.
Lo cierto es que a los gobernantes o funcionarios públicos les molesta la labor periodística, ya que saca “los trapitos al sol”. Los incomoda el control, les fastidia que informen a la gente, y por sobre todas las cosas lo consideran una “piedra en el zapato”. Lamentablemente para ellos, esa es su labor y así debe ser. El periodismo debe investigar, informar y dar a conocer lo que sucede en los vericuetos del poder.
Más allá de las simpatías que puedo tener con determinados periodistas, me molesta que sean atacados, ninguneados y despreciados, independientemente de su línea editorial y con qué gobierno puedan mostrar mayor o menor afinidad. Las cosas que están mal siempre lo están, más allá de quien las lleve adelante, sino caería en lo que tanto desprecio: La doble vara.
Sufrimos la enfermedad populista, antes de izquierda, ahora de derecha, ambos de una u otra manera causan daño a la ciudadanía, y siempre el mismo verso: el periodismo, o el mundo, o el socialismo o el imperio son los culpables de sus propios fracasos.
Antes nos decían vamos por todo, nosotros somos el pueblo, los otros son el antipueblo; ahora nos dicen nosotros somos la gente de bien y los otros no. Ambas posturas se olvidan que gobiernan para 48 millones de habitantes, los hayan votado o no.
Antes ponían retratos de periodistas en las plazas y espacios públicos para que los niños y la gente los escupieran o escribiera sobre esas fotos, o eran lacayos de Magnetto o La Nación; ahora los califican de mandriles, o de chantas o ensobrados. Lo cierto es que antes y ahora los desprecian y agreden, solamente por pensar distinto y exponer sus ideas.
Seguramente hay periodistas o medios que me gusten más o menos, o que esté más menos de acuerdo con sus líneas editoriales o sus formas de informar o expresar sus opiniones, pero no los voy a calificar ni a denostar por su trabajo. Cada uno de ellos sabrá en su fuero íntimo si cumple o no cabalmente con la noble e importante labor periodística.
Como usuario u oyente, siempre tengo la posibilidad de escuchar lo que quiero, dispongo de alternativas de leer tal o cual columna, o de usar el control remoto para cambiar de señal, o utilizar el dial para elegir alguna emisora radial que sea de mi agrado o comparta la manera de ver la realidad del país, la provincia o el municipio.
Dicho esto, quiero destacar la importancia que tiene el periodismo en las democracias modernas, ya que su tarea contribuye a la transparencia, y por sobre todo a informar sobre los problemas que aquejan a nuestra sociedad.
En síntesis, quiero desearles a todos los periodistas un feliz día, y que, cada uno a su manera y con los ideales o posturas ideológicas que defiendan, sigan informando y estorbando al poder de turno desde sus propias perspectivas. La sociedad entera los necesita. Nosotros como usuarios, escucharemos el sonar de todas las campanas y sacaremos nuestras propias conclusiones. A estas alturas, creo que ya no nos enamoran los cantos de sirena. Felicidades para cada uno de ustedes.
ANIBAL ALBERTO LOBASSO