En un año marcado por éxitos bursátiles, controversias políticas y la expansión de sus empresas, Elon Musk no solo fortaleció su imperio tecnológico, sino que también se posicionó como un influyente actor en la política de Estados Unidos
El 2024 será recordado como un año decisivo en la trayectoria de Elon Musk, el empresario más influyente y controvertido de su generación. El creador de Tesla, SpaceX y Starlink, entre otras empresas exitosas, consolidó su posición como un actor clave en la innovación tecnológica, mientras enfrentaba desafíos empresariales y personales que mantuvieron su nombre en los titulares de todo el mundo.
Las acciones en la cima
“El fabricante de automóviles se ha beneficiado de la expectación del mercado en torno a la inteligencia artificial -que está aprovechando para desarrollar coches autoconducidos y robots humanoides-, además de la solidez de la economía estadounidense y el recorte de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal”, indicaron desde el sitio especializado.
Todo esto se dio luego de que el patrimonio neto de Musk se desplomara de manera alarmante durante la primavera boreal. Una caída en las acciones de Tesla había llevado su patrimonio hasta el mínimo de USD 170.000 millones, pero luego repuntó en más de USD 300.000 millones hasta alcanzar la cifra sin precedentes de USD 486.000 millones el 17 de diciembre pasado.

También la empresa de inteligencia artificial, xAI tuvo un crecimiento notable de su valoración. La compañía, fundada en julio de 2023, alcanzó un valor de USD 24.000 millones en mayo pasado, tras su ronda de financiación de serie B. Para noviembre, la cifra ya había aumentado a USD 50.000 millones.
No se queda atrás Neuralink, la empresa de neurotecnología de Musk, que en el invierno pasado fue valuada en 8.000 millones de dólares, frente a los 2.000 millones de hace tres años.
La gran excepción en el mundo accionario fue la de X. Si bien no hay claridad respecto al valor actual de la compañía y el número de usuarios de la red social, las cifras sugieren que el valor de X es inferior a lo que Musk pagó en 2022 por lo que era entonces una empresa pública y ahora es privada, con lo cual sus obligaciones de reporte de información son menores.
El costado político
Elon Musk se convirtió en uno de los mayores donantes de la campaña de Donald Trump para la reelección en 2024, donando más de USD 100 millones a un super PAC. Su apoyo no solo fue financiero; Musk también participó activamente en eventos de campaña y usó su plataforma X (anteriormente Twitter) para promover a Trump.
Tras la victoria de Trump, Musk fue nombrado para co-liderar un nuevo “Departamento de Eficiencia Gubernamental” (DOGE), con el objetivo de reducir regulaciones y hacer más eficiente el gasto gubernamental. Esto le dio a Musk acceso e influencia sin precedentes en la política de EE.UU.
Sin embargo, el empresario, que en el pasado votó candidatos demócratas y se consideraba políticamente de centro, ya tuvo su primer choque con la base más radical y ultraconservadora de MAGA (por Make America Great Again, el lema del trumpismo).

Fue a raíz de las visas H1-B, para inmigrantes altamente calificados, muchos de ellos de países como la India y muy demandados por Silicon Valley y empresas de alta tecnología, como las del propio Musk, que además de cofundador y principal accionista de Tesla es principal accionista de Neuralink, Starlink, The Boring Company, SpaceX y, más recientemente, xAI.
La controversia que incluyó a Musk se inició con la designación por parte de Trump de Sriram Krishnan como asesor de la Casa Blanca en materia de Inteligencia Artificial. Krishnan posteó en X, la red social de Musk, que está a favor de la eliminación de los límites por país para el otorgamiento de esa visa, H1-B, de residencia permanente, de modo de “desbloquear la inmigración de talento calificado”.
Ese comentario generó la durísima y adversa reacción de la base más conservadora del trumpismo, opuesta a la inmigración de todo tipo. La activista Laura Loomer, de la derecha radical, consideró “alarmante la postura de Krishnan, y contraria al lema “America First” (Primero América) de Trump.
El debate escaló rápidamente y Musk se erigió en defensor de la inmigración calificada. Él mismo inmigrante (nació y se creció en Sudáfrica) subrayó en la red que EEUU enfrenta “una grave escasez de ingenieros extremadamente talentosos y motivados” y resumió su posición a favor de la visa H1-B con el siguiente planteo. “Se trata de esto: ¿quieres que EEUU gane o que pierda? Si obligas al mejor talento del mundo a trabajar para el otro lado, Estados Unidos perderá”.