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Las veteranas de guerra de Malvinas, las que casi “borran de la historia

PUBLICADO EN EL PORTAL WEB RIO NEGRO EL 09/03/18

 

Alicia Reynoso hablará hoy en Neuquén de su libro “Crónicas del olvido”. En 1982, a los 24 años, fue enfermera en Comodoro Rivadavia y atendió a los que llegaban heridos de Malvinas.

Recién en el 2010 Alicia Reynoso pudo hablar sobre lo que vivió en 1982. 

–¿Qué es lo que más le importa decir como veterana de guerra?

–Que la mujer existió, que la mujer estuvo.

Alicia Reynoso tenía 24 años cuando la enviaron al hospital reubicable que se montó en Comodoro Rivadavia para brindar asistencia a los soldados que llegaban de Malvinas. Nació en Gualeguaychú y estudió Enfermería en Santa Fe. En los 80 ingresó a la Fuerza Aérea, en Buenos Aires.

“Comodoro era el centro de la logística del conflicto. Llegamos y nos dimos cuenta de que teníamos el terreno preparado para poner ahí el hospital de referencia para los heridos. No teníamos mucha decisión, nosotras hacíamos lo que nos ordenaban. El hospital estaba continuamente en funcionamiento, los heridos no podían quedar allí porque se trabajaba a ‘cama caliente’: las camas tenían que estar libres porque nunca sabíamos cuándo venía el avión con más heridos”, cuenta Alicia.

Asegura que allí se hacían las cirugías o se “reparaban las que venían hechas y de ahí se evacuaban a Buenos Aires, Córdoba, Bahía Blanca”.

“La verdad que con mis compañeras, después de que nos encontramos, coincidimos en una sola cosa: hay algo que nos sorprendió mucho y es que cuando se abrían las compuertas de los aviones y empezaban a llegar los heridos al hangar, que era el lugar donde se hacía el triage (la clasificación de la gravedad de un paciente en emergencia) lo que más escuchábamos era el grito de ‘mamá, mamá’. Eso nos quedó grabado de por vida, porque una era joven. Después una se casa, es madre y empieza a entender un montón de cosas, esas cosas resurgen, salen, y las volvemos a guardar hasta que llega un día en que salen sí o sí”, relata.

“Crónicas del olvido” es el libro que recopila su experiencia. 

El hospital reubicable se montó en Comodoro Rivadavia, que era el centro logístico del conflicto.

Ella volvió antes de la rendición, pero no pudo ver de inmediato a su familia. “Lo único que nos decían era: usted no hable, usted no vio nada. Nos metimos dentro de un caparazón; nosotros tampoco queríamos hablar”, recuerda.

Pero ese momento llegó en el 2010, con ayuda terapéutica. Y ahora Alicia no para: recorre escuelas, universidades, clubes, y escribió un libro: “Crónicas del olvido”. Hoy estará en Neuquén, en el contexto de las actividades por el día internacional de las mujeres.

Está convencida de que se las acalló. Las veteranas no perciben una pensión, pese a que participan en todos los actos de la Fuerza Aérea como tales.

“Esta lucha es una deuda de honor hacia la mujer. Esto va más allá de una cuota o una pensión, que realmente nos corresponde, obviamente. Acá hay un error de la historia y la historia se tiene que contar tal cual es, de manera que los argentinos cuando hablemos de Malvinas hablemos de veteranos y veteranas, porque los hubo, y casi casi nos borran de la historia”, insiste.

La foto de Alicia está en el anuario que se hizo por el bicentenario de la Declaración de la Independencia. “Está mi figurita, como dice mi nieto”, afirma. En ese álbum faltan mujeres. “Yo siempre digo que solas somos invisibles, juntas somos invencibles”, agrega. En total son catorce las veteranas. Ahora sí las ven.

Por LAURA LONCOPAN BERTI

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