Andrey Kostin, que realizó recientemente un extraño viaje al país, acusó a Sabag Montiel de integrar un grupo terrorista neonazi que reporta a las fuerzas armadas de Ucrania. Lavado de dinero, tatuajes y el expediente que tiene la Corte Suprema.
El magnate ruso Andrey Kostin, asesor y financista de Vladimir Putin, quien viajó recientemente de modo misterioso y furtivo desde su país hacia El Calafate y Buenos Aires, se involucró en una de las causas judiciales que más obsesiona a Cristina Kirchner. Es la que investiga el intento de asesinato en su contra, ocurrido el pasado 1° de septiembre y por el que están detenidos con prisión preventiva Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte, acusados de ser los coautores del delito de “tentativa de homicidio calificado”.
A través de su apoderado legal en la Argentina, el director del segundo banco más grande de Rusia, el VTB Bank, denunció que Sabag Montiel, el confeso agresor de la Vicepresidenta, llevó adelante el ataque contra Cristina bajo la influencia de una organización llamada Batallón Azov, que es considerada como un grupo terrorista en su país, pero que forma parte de las fuerzas armadas de Ucrania.
Kostin litiga además en los tribunales argentinos, al menos desde hace seis años, para lograr que otro empresario de la siderurgia de su país, Alexander Katunin, quien invirtió en bienes millonarios en dólares en la Argentina, sea considerado parte de una trama de lavado de dinero que usó los fondos públicos de su banco VTB de modo ilegal y sin devolver el préstamo.
Aunque ya de por sí era muy particular, el viaje de Kostin a El Calafate y Buenos Aires adquiere así ribetes aún más desconcertantes.
Debido a su amistad con Putin y al dinero que presta al régimen de Moscú, Kostin es objetivo de sanciones de la gran mayoría de las potencias de Occidente.
Un viaje misterioso a El Calafate y Buenos Aires
Es por eso que el jet privado con el que aterrizó en la ciudad de Santa Cruz en la que los Kirchner tienen su residencia demoró tres días en realizar el trayecto desde la capital de Rusia. Debió esquivar el espacio aéreo de la Unión Europea, haciendo escala en Marruecos, luego viajó hasta San Pablo, para entonces sí poder llegar a El Calafate. El magnate ruso pasó solo una noche allí y visitó con varias personas más el glaciar Perito Moreno.
Su jet voló hacia Ezeiza el 23 de abril pasado, dejó en tierra a sus pasajeros, tanto a Kostin como a su pareja e hijos, y de inmediato partió a Asunción, Paraguay, para cargar combustible, y volver sin espera intermedia alguna. Debía evitar el riesgo de que las petroleras que operan en el aeropuerto Ministro Pistarini se negasen a abastecerle combustible a su Bombardier Expres Global 6000, una aeronave de lujo valuada en 66 millones de dólares.
Ocurre que las sedes centrales de esas empresas podían accionar las sanciones que pesan sobre Kostin, emitidas por los Estados Unidos, la Unión Europea, Japón, Suiza, Nueva Zelanda o Australia, a quien consideran financista de la invasión de Rusia a Ucrania. Algunas de esas sanciones corren para el VTB Bank e incluso para su novia, la periodista y propagandista de Putin, Nayla Azker Zade.
Dos diputados de la oposición, Hernán Lombardi y Ricardo López Murphy, elevaron un pedido al Poder Ejecutivo para que informe sobre el viaje del empresario ruso al país, que se extendió diez días en total pero que tuvo a sus pasajeros en tierra nacional por solo setenta y dos horas. No hubo respuesta.
Las preguntas sobre esta historia son ahora más intrigantes que antes.
El atentado contra Cristina y la causa en la Corte Suprema
¿Cuál fue el verdadero objetivo del viaje a la Argentina de Kostin, uno de los oligarcas más influyentes del régimen de Putin? ¿Por qué intentó involucrarse en la causa del atentado fallido a Cristina Kirchner?
Clarín accedió a la documentación que consta en los expedientes judiciales de tribunales argentinos que demuestran que Kostin litiga desde el 2016 contra su compatriota Katunin para quitarle los bienes millonarios que tiene en nuestro país. Y también a su más novedosa y desconocida denuncia contra Sabag Montiel.
El caso se complejiza también porque el abogado de Kostin logró que la Corte Suprema de Justicia tomara como probable prueba nueva en la causa madre que inició en los tribunales de Comodoro Py, su acusación contra Sabag Montiel, a pesar de que el máximo tribunal, por normas jurídicas, solo revisa fallos de condena o absolución y no inicia pesquisas propias.
Conviene ir por partes.
En el 2016, Andrey Leonodovich Kostin, mediante un poder firmado en una escribanía de Rusia, designó como representante legal en la Argentina, tanto suyo como de su banco VTB, al abogado Durrieu. Esa representación se fue renovando con escritos notariales hasta el día de hoy.
El primer objetivo de Kostin en la Justicia fue decomisar parte del patrimonio que el empresario ruso Alexander Katunin logró obtener en varios países del mundo, entre ellos la Argentina. Entre esas propiedades figura un lujoso hotel ubicado en El Calafate, un emprendimiento llamado Hotel Eolo. Además, mediante un fideicomiso, Katunin adquirió una estancia en Chubut llamada “Mamul”.
En junio del 2017, el periodista Hugo Alconada Mon informó en La Nación que la jueza María Servini investigaba “una red rusa de lavado de dinero”, de la que formaría parte Katunin.
En un principio, Servini embargó tanto el Hotel Eolo como la estancia Mamul. El ahora viajante furtivo a la Argentina, Kostin, aseguró entonces que su banco, el VTB, le había otorgado un préstamo al holding de su compatriota con nexos con la Argentina, y que esa deuda nunca fue saldada. Las denuncias del abogado Durrieu luego se ampliaron.
Pero, avanzada la pesquisa, tanto la jueza Servini, como la Cámara Federal y la Cámara de Casación Penal determinaron que Katunin no había lavado dinero en la Argentina, que su supuesta deuda con el VTB carecía de marco probatorio, y dictaron su sobreseimiento. La causa llegó a la Corte Suprema y aun sigue en esa instancia, aunque Kostin haya logrado después volver sobre el entramado vinculándolo al atentado contra Cristina Kirchner.
El Gobierno tiene muy buenas relaciones con la administración de Vladimir Putin. La Vice, sobre todo.
El interés en mantener ese vínculo es mutuo, aunque la Argentina no sea una potencia mundial. No son muchos los países “amigos” de la Federación Rusa.
Tatuajes, neonazis y noticias rusas
Tras el atentado fallido contra la vicepresidenta, una agencia de noticias estatal que depende del Estado ruso, llamada Sputniknews.lat, difundió un artículo sobre Sabag Montiel titulado “Qué hay detrás de los tatuajes neonazis del hombre que atacó a Cristina Kirchner”.
En efecto, Sabag Montiel se tatuó en su piel la llamada “La Cruz gamada” y “El Sol Negro”, dos símbolos que utilizaron las SS de Adolf Hitler, y otros grupos de nazis y neonazis.
En el texto de la nota de Sputniknews,lat, un operador de los medios K, llamado Jorge Elbaum, es citado como “sociólogo”, y declara que la simbología de los tatuajes de Sabag Montiel no solo representaron al nacionalsocialismo alemán, si no que también se pueden ver hoy en “versiones ucranianas neonazis”.
El “especialista” argentino, agrega después que en la actualidad, un grupo militar que describe como “ucranazi”, la llamada “Brigada Azov”, también utiliza “El Sol Negro” y “La Cruz Gamada” para identificarse y para cometer “crímenes de odio” contra “rusohablantes” en la región del Donbás.
Elbaum introduce de golpe un factor desconocido en dos historias que paralelas que, de acuerdo a él, se cruzan: el atentado contra Kirchner y la invasión de Rusia a Ucrania.
Lo hace así: “Los símbolos tatuados en el cuerpo de Montiel no deben generarnos ningún asombro”, declara en la misma nota, y remata: “Son parte de una lógica de odio que, en Argentina, tiene al kirchnerismo y a su jefa, Cristina Fernández de Kirchner, como destinataria del odio”. Ese artículo se viralizó el 2 de septiembre del 2022.
De golpe, y tal vez de modo minuciosamente espontáneo, varios medios oficialistas de la Argentina también señalaron que los tatuajes de Sabag Montiel eran utilizados por el grupo militar de Ucrania llamado Brigada Azov.
El 20 de septiembre del año pasado, la Revista Crisis publicó un artículo titulado “El atentado a CFK y la guerra que ya empezó”. La nota afirma que se trata de una “investigación” que propone “leer el intento de magnicidio (contra Kirchner) en el marco del contexto geopolítico signado por la guerra de Ucrania”. Esa publicación difunde por primera vez que existe una relación entre quien intentó asesinar a la vice no ya solo con la Brigada Azov, si no también con el otro magnate de Rusia que invirtió en la Argentina, Alexander Katunin, y uno de sus supuestos socios, el político ucraniano Sergei Taruta. Ambos, según la nota, ayudan con su fortuna a financiar a la “milicia neonazi” Brigada Azov.
¿Hay pruebas al respecto? No en la Justicia.
Si bien existe una discusión sobre la posición de ultraderecha de ese grupo militar de Ucrania, sobre todo de algunos de sus integrantes que en algún momento aceptaron su ideología fascista-hitleriana, todo se remonta a años anteriores, en los que las formaciones de Brigada Azov se involucraron en la pelea cuerpo a a cuerpo en la región del Dombás. La Brigada Azov mutó con el tiempo, y hoy forma parte de modo oficial de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Si algunos de sus miembros tiene como ideología afín al neonazismo, es a modo personal y no orgánico.
El régimen de Putin declaró a la “Brigada Azov” como un grupo “terrorista” Suficiente para que el representante legal de Kostin en nuestro país se presentara ante fiscalías y juzgados federales denunciando que Sabag Montiel está involucrado en la red de financiamiento del “terrorismo” de Brigada Azov, a través de supuestos fondos ilegales aportados por Katunin.
Según Durrie, Katunin está totalmente relacionado con “vinculaciones de células extremistas del Cono Sur” y con “operaciones de financiamiento de terrorismo y lavado de dinero”, todo gracias a la supuesta “estafa” de la que fue víctima el VTB Bank.
Clarín accedió a varias denuncias que presentó ante fiscalías federales el abogado Durrieu, lo mismo que hizo ante la Cámara de Apelaciones, en las que explicita que debe analizarse el nexo entre la Brigada Azov, que para él sería “neonazi”, con el intento de asesinato de Cristina.
Este diario pudo saber que las denuncias de Kostin-Durrieu fueron rechazadas por el fiscal Guillermo Marijuán y el juez Julián Ercolini, lo mismo que por camaristas de tribunales de alzada.
De nuevo, ¿por qué el banquero ruso Kostin se involucró en denuncias en las que se afirma que Sabag Montiel es un “supuesto miembro local de la Brigada Azov?
Kostin, aquel 22 de abril que aterrizó en El Calafate, solo para dormir allí una noche, sabía entonces que en esa ciudad del sur austral un compatriota suyo, Katenin, había construido uno de los hoteles más lujosos de la zona, por el que litigó con énfasis y de modo repetitivo para adueñarse del emprendimiento, como ya se dijo, porque ese otro empresario de Rusia no habría pagado un crédito al poderoso VTB Bank.
El caso, por ahora, “duerme” (y no tanto) en la Corte Suprema.
Mientras tanto, la denuncia para demostrar que Katenin y el ucraniano Taruta financiaron al terrorismo que culminó con uno de sus miembros, Sabag Montiel, intentando matar a Cristina, no logró ser tomada en serio en los tribunales federales.
En esos escritos, el abogado Durrieu pide que se anule todas las pesquisas que dictaminaron que Katunin era inocente en el caso de estafa al banco VTB.
Esta historia, cada vez más asombrosa, no se detendrá con esta nota. Habrá más. Porque hay más información. La guerra de la “Triple K” se va conociendo de a poco: Kostin, Katunin, Kirchner.