Entrevistamos a la Directora del Centro Integral de Kinesiología y Rehabilitación de Ushuaia, Claudia González en FM Ártika.
No hay peor cuadro de situación que una persona que necesita una atención médica por problemas crónicos y neurológicos, y que la respuesta del Estado, sea dejar de cumplir sus compromisos. Construir una deuda impagable, y luego decidir optar que 71 personas, muchas de ellas indefensas, deban esperar hasta casi dos meses para poder atenderse en centros públicos. La desidia por la falta de profesionales, y por escasas soluciones que se le presentan a los enfermos antes sus reclamos, desnuda lo peor de la política de un gobierno. Este crudo escenario fue el centro del diálogo que sostuvimos con Claudia González, una de las responsables de CIKRU – Centro Integral de Kinesiología y Rehabilitación, en FM Ártika.
“Ya sabemos cómo fue todo. La suspensión de la asistencia en CIKRU fue una medida sin aviso y así todos nuestros pacientes fueron derivados a instituciones estatales, sin turnos y con largas esperas. En la salud pública faltan profesionales y todo ese escenario hace más difícil la vida de estos pacientes”, expresó González sobre la situación actual.
En ese orden, la responsable del centro de salud, señaló que este cambio tan radical para los enfermos se pudo “hacer de otra manera”: “Se debió hacer en forma más ordenada. Se podría haber producido una transición más lenta para que los pacientes que eran urgentes, con cuadros de ACV o Parkinson, tuvieran prioridad o esperaran el turno de recepción con una continuidad de su rehabilitación. Ahora esos pacientes no tienen cabida en ningún lugar y no pueden esperar”, señaló
En esa línea, continuó: “En estos últimos meses hubo un acercamiento con el gobierno. Pude hablar con el ministro de Salud, el de Economía, el jefe de Gabinete. Ellos entendieron como era nuestra manera de trabajar. Se habló de sostener el centro con algo mínimo, pero nada de eso prosperó”.
González explicó que en realidad ella se venía ya moviendo desde antes de la salida de la Obra Social del Estado Fueguino (OSEF) del CIKRU de forma intempestiva: “Llevaban más de dos años sin pagarnos, con promesas que se saldaban en parte y se acumulaba mucho más. Con la inflación de por medio que se comía todos los valores. No podía sostener la estructura, es una pyme de salud que la han quebrado por estos malos manejos y decisiones”, contó la directora del centro.
Ante la consulta sobre si hay una posibilidad de judicializar la falta de atención con una medida cautelar de amparo de todos los pacientes involucrados, González no fue muy optimista: “Es difícil porque son muchos pacientes, y no todos tienen una familia atrás que puedan moverse en estas necesidades. La gran mayoría es gente mayor que está sola y además con sus problemas cognitivos. Son personas sin recursos y es una población muy vulnerable”, cerró la responsable del centro de salud
“Estos pacientes necesitan estímulos todo el tiempo. Nosotros acompañábamos estas enfermedades crónicas hasta lograr una activación y mejora. Hoy están abandonados”
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