Centrado en su experiencia profesional en Tierra del Fuego, el Ingeniero Agrónomo y Forestal Néstor Urquía dio en FM Ártika un panorama sobre los incendios y la situación en la Provincia.
Somos testigos a diario de las tragedias que se viven, en estos días en la Patagonia, en Bariloche y la zona de El Bolsón, de los incendios forestales que arrasan con todo. Historias de vidas que nos conmueven y también nos ponen en alerta con nuestros bosques de la provincia. Para conocer mejor sobre ellos entrevistamos en FM Ártika a un especialista como es el Ingeniero Agrónomo y Forestal Néstor Urquía, un vecino que durante años trabajó en el tema en esta zona, y que nos advirtió sobre la falta de políticas para la prevención en Tierra del Fuego.
Urquía, quien vino por primera vez a pasar un verano en 1978, como práctica de su profesión, nos contó como era por entonces el Territorio Nacional: “En esa época ya había muchos aserraderos, para el territorio era muy importante. La tarea nuestra era hacer inventario y marcaciones de qué árboles se podían cortar y cuales no. Eran tiempos del IFONA. Trabajaba en Buenos Aires y en verano venía al bosque a cumplir tareas de formación. Había demanda local, pero la producción era también para el resto del país. Las primeras construcciones en la isla eran de madera. Era la época que muchas casas eran de ese estilo. Luego la madera Lenga quedó de lado para las estructuras de las casas. En esa época había 8 aserraderos de los cuales 3 eran importantes. La aparición de la empresa Trillium fue una bisagra entre la producción natural y los negocios. Pero no era verdad que este bosque iba a ser arrasado, porque por sus características, solo puede desaparecer por incendios forestales. Hay renovación natural y jamás iba a desaparecer por producción. El crecimiento de los árboles acá es más lento por las temperaturas. Estamos en una etapa climática por calentamiento global. Tal vez haya pequeñas variaciones y el crecimiento sea más rápido en el futuro, por lo cual hay que estar atentos”, explicó el profesional.
Ante la preocupación de los riesgos que puede traer una tala discriminada, Urquía explicó que la preocupación de esta región pasa por la poca planificación para invadir los bosques con viviendas: “Lo que nosotros consideramos una tala, es muy diferente a lo que hace aquí con lo que sucede en el norte del país. Lo que sucede aquí es mínimo. Pero somos una ciudad que está entre el bosque y el mar, y que invadamos el bosque es triste. Se construye hacia arriba y se tala sin sentido. Eso es una responsabilidad de los funcionarios. Nunca ha habido ni una pizca de planificación que permita recibir nuevos habitantes, no somos una ciudad que esté preparada para recibirlos. Los servicios básicos, acá están en deuda. Esto perjudica mucho la convivencia con los problemas de vida que tenemos hoy, y que aumentarán en el futuro si no modificamos algo”, agregó.
En esa línea, prosiguió: “Los mas grave es que antes y ahora no cambian los modos. Cuando llegas y querés tener una vivienda te derivan a un puntero que dice donde podés construir transitoriamente. Hoy las redes nos informan lo que ocurre en la ladera de la montaña. Allí hay ventas ilegales de lotes, con punteros que manejan todo y anuencia de las autoridades. Es un tema muy grave”.
Con respecto a la posibilidad que en Tierra del Fuego tengamos situaciones graves de incendios como se viven en Chubut o Río Negro, Urquía fue contundente: “No estamos exentos a lo que ya suceden en la Patagonia, en El Bolsón, acá los vientos son muy fuertes. Todos los fuegos comenzaron con fueguitos chicos y una chispa. Hay casas muy pegadas una con la otra. La mayoría de las casitas metidas dentro del bosque son de madera, que sacan del mismo lugar. De difícil acceso para ayudar si hay una tragedia. En su momento, había una cultura que cualquiera podía salir al campo y hacer un fuego, hasta que comenzaron una serie de incendios en la provincia que marcaron la diferencia. Fueron hechos de mucha repercusión y tuvieron eco en los funcionarios de turno. Se avanzó bastante el control y prevención del manejo del fuego. Hubo decretos que ayudaron mucho al control. Se tomó conciencia que había que tener brigadistas. Pero ahora hay otra mirada más laxa. Se choca con la falta de inversiones del Estado, no hay prevención planificada, y se ve que los funcionarios tienen otras prioridades, que claramente son más políticas”, finalizó el ingeniero con un análisis muy duro de la realidad.
“Cuando me tocó trabajar a nivel municipal se centraba mucho en la prevención con Defensa Civil, y había mucha coordinación y gran cantidad de personas idóneas. Éramos un buen equipo, integral y profesional, pero eso hoy ya no existe”
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