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Solo 4 de cada 10 alumnos terminan la primaria a tiempo y con un nivel aceptable

Un estudio combinó datos de la matrícula con el rendimiento en Matemática y Lengua de la camada que arrancó 1° grado en 2016. Mucha diferencia entre provincias.

El año pasado un dato revelado por el Observatorio Argentinos por la Educación había generado fuerte impacto en la opinión pública. Indicaba que solo 16 de cada 100 alumnos terminan la secundaria en el tiempo esperado (12 años) y con los saberes mínimos de Lengua y Matemática.

Ahora, ¿qué pasa con la escuela primaria? ¿Cómo está “entregando” los alumnos que llegan al nivel medio? ¿Cuántos de ellos ya vienen arrastrando problemas desde los primeros años de la escolaridad?

Un nuevo informe del mismo observatorio ahora puso la lupa precisamente en la primaria y encontró que son solo 43 de cada 100 los alumnos la terminan a tiempo y con un nivel educativo aceptable. Dicho de otro modo, más de la mitad (57%) pasa a la secundaria con sobreedad o con deficiencias básicas en Lengua y Matemática, dos áreas fundamentales para continuar con éxito en la escuela media o estudios posteriores.

Y hay mucha diferencia entre provincias. Por ejemplo, entre los alumnos porteños 6 de cada 10 termina la primaria en tiempo y forma, en Córdoba lo hace el 56% y en Río Negro el 47%. Pero en la otra punta de la tabla están Corrientes (30%), Catamarca (26%) y Chaco (25%).

Para llegar a estos datos, los autores del estudio – Melina Furman (Universidad de San Andrés), Gabriela Catri y Martín Nistal (Observatorio de Argentinos por la Educación)- combinaron los datos oficiales de la matrícula (el Relevamiento Anual de escuelas) con los resultados en Matemática y Lengua de las pruebas Aprender 2021.

Analizaron la camada de alumnos que arrancó 1° grado en 2016 y debió llegar a 6° en 2021, un indicador que llaman “Índice de Resultados Escolares”. Tomaron 6° grado porque es el que evalúa la prueba Aprender, a pesar de que en la mitad de las provincias la primaria termina en 7° grado.

Los autores aclaran que en estos resultados no hubo un impacto de la pandemia, debido a que indicadores similares se vienen registrando en cohortes anteriores.

En cuanto a la repitencia, en primaria los niveles no son tan graves como en la secundaria, donde luego se transforma  en la antesala del abandono escolar. De hecho, 9 de cada 10 alumnos llegan a 6° grado en el tiempo esperado.

Pero también hay diferencia entre provincias. En algunas, casi todos los alumnos que ingresan a 1° grado llegan a 6° en el tiempo esperado: el porcentaje asciende al 99% en Córdoba, Jujuy, Neuquén y Río Negro. Menos efectividad hay en Misiones (82%), Corrientes (78%) y San Juan (78%).

Los autores explican que la sobreedad en primaria se explica por tres posibles razones: que los alumnos repitan, que arranquen la escolaridad fuera de tiempo y/o que abandonen momentáneamente un grado.

Las razones

Ahora, ¿por qué tan pocos alumnos termina la primaria en tiempo y forma? Para Melina Furman, “confluyen muchos factores. Hay un problema de aprendizaje de la lectoescritura: los chicos llegan al segundo ciclo de la primaria apenas sabiendo leer y escribiendo con mucha dificultad. Esto acentuado en los sectores más desfavorecidos. Además, hay mucha heterogeneidad en las aulas: chicos con más dificultades -con menos base de años anteriores o menos apoyo de la casa-, que hace que todo el curso vaya más lento, que se repitan muchas veces los mismos temas. Los chicos ven muchas veces fracciones, divisiones, por ejemplo, y terminan sin haberlo aprendido del todo. También hay mucho ausentismo de los chicos y para los docentes es difícil llevar el ritmo de avance de los aprendizajes: deben empezar de vuelta en cada año y a cada momento”.

¿Cómo cambiar este panorama? “Hay mucho para fortalecer para que la escuela argentina sea de mayor intensidad en cuanto al trabajo en el aula -dice Furman-. Es esencial que los chicos aprendan a entender. Pasa que copian del pizarrón definiciones y cosas que no terminan de entender, y hay poca actividad para que sean más protagonistas pensantes de sus aprendizajes: debates donde tengan que enfrentar sus opiniones, resolver problemas, buscar estrategias y ver cuál es la mejor, experimentar y recolectar datos y sacar conclusiones. La escuela argentina todavía, en muchos casos, es muy transmisiva donde los docentes están dictando mucho tiempo y los chicos no terminan de comprender. Por supuesto, hay honrosas excepciones”.

Para Florencia Salvarezza, especialista en Lingüística del Massachusetts Institute of Technology (MIT), de la Fundación INECO y profesora de la Universidad de la Ciudad, los resultados que muestra el informe no son nuevos y ocurren porque “la escuela enseña mal”. “No se le puede pedir a los chicos que aprendan lo que no se les enseñó. La situación es tremendamente compleja porque los niveles mínimos que se les exige a los alumnos hoy requieren una fuerte revisión. Se espera, por ejemplo, que un niño recién use las mayúsculas o lea de modo fluido en 3° grado, cuando debiera ser en 1°”, dice.

¿Cómo acompañar a los chicos más rezagados? “Lo que mejor funciona es el trabajo focalizado, al estilo tutoría, con maestros de apoyo, con grupos más chicos, para poder destrabar lo que no aprendieron. Esto existe en distintas provincias, con distintos nombres, pero se necesita más”, dice Furman.

Para Salvarezza, “lo que se debería hacer es discutir seriamente, y sin prejuicios ideológicos que abundan en educación, cómo debe ser el proceso de alfabetización en la escuela, cómo les enseñamos a los niños a leer y escribir, qué les pedimos en qué nivel. Cuando se ponen objetivos curriculares la idea es que el maestro se guíe por ellos y que evalúe con esos objetivos. Eso fallan hoy. Hay que discutir cómo hacemos para evaluarlos, para medirlos. Cómo formamos a los docentes para cambiar el chip de que la escuela es un lugar para estar y socializar. No, es un lugar donde los niños van a aprender”.

“No importa cómo ingrese un niño a la escuela, ésta tiene la obligación de que aprenda y salga con las mismas oportunidades que otros que vienen -tal vez- de una de una familia con mejor nivel educativo cultural más alto. Si no, no se los está incluyendo. La inclusión no es que esté en la escuela, sino que aprenda. Hoy no sucede. Los que aprenden, aprenden poco. Y la diferencia entre distintas escuelas es abismal”, agrega.

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