El fuego afectó a más de un millón de hectáreas durante el último verano. Especialistas explicaron por qué se generó una recuperación temprana del ambiente. El impacto en la fauna, en cambio, es más profundo
Durante el último verano, Corrientes fue centro de imponentes incendios rurales. Las quemas afectaron a más de un millón de hectáreas donde la flora y fauna sufrieron consecuencias fatales. Pese a la devastadora situación, especialistas confirmaron que la vegetación se reestableció y ya se encuentra en parámetros normales.
A diferencia de muchas zonas afectadas por el fuego, los Esteros del Iberá logró una recuperación acelerada y en solo cinco meses, su vegetación volvió tener parámetros similares a los registrados antes de los incendios. Lo que parecía difícil de recuperar en poco tiempo, se logró y tiene su explicación en los proceso ecológicos de la región.
El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) detalló que a causa de los focos ígneos ocurridos en el verano, se quemaron 1.042.514 hectáreas en Corrientes. Es decir, el 11,7% de la superficie de la provincia. Entre las zonas más afectadas, se encuentra el Parque Nacional Iberá, donde el fuego arrasó con 93.976 hectáreas.
A lo largo de los incendios, los Bomberos Voluntarios trabajaron en preservar la mayor cantidad del territorio y su fauna. La rápida recuperación de la zona sorprendió a muchos habitantes, pero especialistas explicaron que no es una situación inusual “ya que los esteros tienen recuperación rápida por su humedad”, indicó Vicente Fraga, director de Parques y Reservas de Corrientes.
A diferencia de lo que ocurre en los montes, la recuperación siempre es más veloz en la zona vegetal. Al respecto, el especialista explicó que se debe a que en dicha zona predomina la vegetación herbácea, la cual logra renacer en un tiempo breve.
Con el avance logrado de manera natural y en un periodo esperado, se especula que “estará todo como antes o parecido”. Por su parte, el intendente del Parque Provincial Iberá, Walter Drews destacó que a diferencia otras zonas, dentro del estero no interviene nadie y la recuperación temprana de la vegetación “no es tan asombrosa” dado que más allá de la vegetación herbácea y pasto, en la zona no hay árboles de modo que “la recuperación es más fácil”.
El crecimiento natural se registró en miles de hectáreas quemadas a partir de procesos ecológicos y por eso, el coordinador técnico de Parques y Reservas de Corrientes, Fernando Laprovitta informó a Telam que actualmente “las secuelas quedan nada más que registradas en algunos parches de monte”. Aún así, dichos lugares también empezaron a mostrar indicios de recuperación.
Frente a la vegetación que logró restablecerse debido a su adaptación al fuego, Drews destacó que “la naturaleza tiene resiliencia” y por eso, hay áreas los daños ocasionados por el fuego parecen imperceptibles. De hecho, el especialista planteó que “notás que la vegetación cumplió su ciclo porque es toda vegetación anual, muere y nace en el año”.
Si bien la recuperación de la vegetación resulta alentadora, el proceso será más lento en el caso de la fauna. En los incendios una gran cantidad de anfibios, reptiles y mamíferos murieron asfixiados por el humo y por eso, su resurgimiento se dará de manera más paulatina. De hecho, se destacó que muchos animales lograron sobrevivir debido a que los fuegos naturales muchas veces mantienen un solo sentido y por ende, “tienen una opción hacia dónde correr o encontrar una fuente de agua” para refugiarse. Aún así, dichos desplazamientos fueron hacia zonas que están fuera de su hábitat natural.
El volver a tener la vegetación activa no deja de lado los permanentes cuidados y medidas preventivas. El director de Parques y Reservas indicó que ante la temporada de mayores temperaturas y posibles incendios, se iniciaron capacitaciones a más de 50 guardaparques de Corrientes con el objetivo de perfeccionarlos en el manejo del fuego, uso de equipamiento y relación con las comunidades.