Un grupo de científicos descubrió nuevamente un elemento clave para investigar posibles formas de vida fuera de la Tierra.
¿Hay vida en Venus? Posiblemente esa es la pregunta que se hace todos los días la científica de la Universidad de Cardiff, Jane Greaves, quien en 2020 informó sobre la detección de moléculas de fosfina en las nubes de ese planeta.
La noticia es que ahora Greaves comunicó un nuevo descubrimiento de fosfina que se halla más profunda en la atmósfera de Venus de lo que habían percibido hace aproximadamente tres años.
Jane lo dio a conocer en la Reunión Nacional de Astronomía 2023 de la Royal Astronomical Society, en Cardiff.
¿Qué es la fosfina?
La fosfina es un gas incoloro, inflamable, que explota a temperatura ambiente y que huele a ajo.
Tal como explicó la científica -y citó el medio Space-, el hallazgo de fosfina podría ser un indicio de vida en Venus porque se trata de un gas que en ocasiones puede ser generado por microorganismos anaerobios que viven en un ambiente con muy poco oxígeno.
Como generalmente no se produce de otras maneras en la Tierra -nuestro planeta carece de una gran cantidad de hidrógeno “suelto”-, si la fosfina se detecta en otros mundos es considerada “una firma biológica potencial”.
La nueva fosfina fue hallada a través del Telescopio James Clark Maxwell en el Observatorio Mauna Kea en Hawái.
Greaves y su equipo creen que el gas podría provenir de la parte inferior de la atmósfera de Venus y sugieren no descartar la idea de posible vida extraterrestre en ese planeta. Aunque la superficie de Venus es inhóspita, las condiciones de sus nubes son muy parecidas a la Tierra.
Nada está dicho
Que hayan encontrado fosfina en Venus no quiere decir que haya vida allí. Eso lo dirán futuras investigaciones. El gas también podría estar siendo producido mediante los procesos abióticos del planeta.
“Hay una gran escuela de pensamiento que dice que se puede producir fosfina arrojando rocas que contienen fósforo a la alta atmósfera y erosionándolas con agua y ácido y esas cosas y obteniendo gas fosfina”, explicó Greaves en su charla.
Su hallazgo de 2020 motivó un sinfín de estudios sobre el tema y la mayoría de ellos no lograron detectar la molécula en la atmósfera del planeta.
Fosfina en Santa Fe
En 2012, el ministerio de Salud del Gobierno de la Provincia de Santa Fe, en Argentina, publicó un comunicado de advertencia por intoxicación por fosfina.
“Ante el incremento del transporte, especialmente en camiones, de cereales hacia los puertos sobre el río Paraná, procedentes de diversos lugares del territorio provincial y nacional, se recomienda a los profesionales de la salud estar atentos ante la consulta de personas que puedan estar sufriendo un cuadro de intoxicación por fosfina”, comienza el mensaje.
El documento destaca el olor a ajo o pescado del gas y establece como la causa de su aparición a las pastillas de fosfuro de aluminio que se colocan en granos almacenados (en acoplados, silos, almacenes, bodegas de barcos, vagones). Por ese motivo señala a los camioneros y trabajadores rurales como los más expuestos a inhalarlo.
“La mitad de la fosfina en el aire se degrada en 24 horas, aproximadamente; puede reaccionar con el agua y se degradará a otros productos; la parte que permanece puede evaporarse al aire. Cuando es liberada al suelo, la fosfina es degradada muy rápidamente. No se acumula en la cadena alimentaria”, se lee en el texto.
Los primeros síntomas de exposición a la fosfina incluyen dolor al respirar, náusea, vómitos, excitación y olor a pescado en el aliento.
“La exposición a niveles altos puede producir debilidad, bronquitis, edema pulmonar, falta de aliento, convulsiones y la muerte dentro de las primeras 24 hs. Algunos efectos, como por ejemplo edema pulmonar, convulsiones y daño del hígado pueden manifestarse o aun estar presentes días después de la exposición. Los pacientes suelen estar inquietos y agitados mientras permanecen conscientes”, aclara el comunicado.
